TRIBUTO A LOS JUEGOS DEL HAMBRE
Momentos destacados entre Katniss y Peeta:
Segundo
libro
Momento 14 seleccionado:
―¡Eh,
mirad esto! ― Levanta una brillante, perfecta perla del tamaño de un guisante.
― Ya sabes, si sometes el carbón a la suficiente presión, se convierte en
perlas. ― Le dice seriamente a Finnick.
― No, no
es cierto. ― Dice Finnick con displicencia. Pero yo me parto de risa,
recordando que es así como una ignorante Effie Trinket nos
presentó a la gente del Capitolio el año pasado, antes de que nadie nos
conociera. Como carbón transformado en perlas por nuestra significativa existencia. Belleza que se levanta desde el dolor.
Peeta
enjuaga la perla en el agua y me la da.
― Para ti.
― La levanto en mi palma y examino a la luz del sol su superficie
irisada. Sí, la conservaré. Durante las pocas horas de vida que me quedan la
mantendré cerca. Este último regalo de Peeta. El único que puedo aceptar
realmente. Tal vez me dé fuerzas en los últimos momentos.
― Gracias.
― Digo, cerrando el puño a su alrededor. Miro con ojos tranquilos a los
ojos azules de la persona que es ahora mi mayor oponente, la persona que me
mantendría con vida a expensas de la suya propia. Y me prometo a mí misma que
derrotaré su plan. La risa desparece de esos
ojos, y está mirando a los míos con tal intensidad, que es como si pudieran leerme el pensamiento.
― El
relicario no funcionó ¿verdad? ― Dice Peeta, incluso aunque Finnick está justo
aquí. Incluso aunque todos pueden oírlo. ― ¿Katniss?
―
Funcionó. ― Digo.
―
Pero no como yo quería. ― Dice él, apartando la vista. Después de eso no mirará
más que a las ostras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario